sábado, 12 de abril de 2008

MANERAS DE VIVIR - ANONIMO

"Un hombre de cierta edad llego a la clínica donde trabajo muy temprano para hacerse curar una herida leve, se le notaba que tenia prisa, preguntando en demasía cuanto quedaba para terminar, así que le pregunté cual era el motivo por el cual tenia tanta prisa. Me dijo que tenía que ir a una residencia para desayunar con su mujer como todos los días, que vivía allí, me contó que llevaba ya tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. Terminando la cura de la herida, le pregunté de nuevo si ella se inquietaría mucho al llegar tarde esa mañana. -No, me dijo, ella ya no sabe quién soy, hace ya casi cuatro años que no me reconoce. Entonces le pregunté extrañado. -Y si ya no sabe quién es usted ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome la mano me dijo: -Ella no sabe quién soy yo, pero yo si sé muy bien quién es ella"


SE ADESSO TE NE VAI

EL MUNDO EN UNA CIUDAD

La Gran Manzana, The Big Apple, Großer Apfel, Grande Pomme, un mismo significado en distintas lenguas, tan diversas como variopinta es la ciudad de New York; ciudadanos de todas partes del mundo, de diferentes razas, estilos, religiones, ritmos, convergen en 800 kilómetros cuadrados. Pocas horas tenemos para hacer lo que vamos a hacer y el tiempo empieza a correr. De mañana muy temprano, por entre los rascacielos y desde un piso 40 aun se ven las luces de neon que no descansaron en toda una noche, empieza el amanecer como en cualquier otra ciudad, esperando que la gente comienze a inundar sus calles una vez que el sol empiece a calentar y a subir los 14 agradables grados que nos dieron la bienvenida. En el aire neoyorquino se respira el consumismo en su máxima expresión, la oferta extasía a una demanda indetenible, las cajas registradoras no dejan de sonar y una bolsa es la mejor evidencia del bien adquirido. Aunado a esto es una ciudad que si bien tiene mucha personalidad, por otro lado no suele generar sentimientos de arraigo más que para el nativo y para todo aquel que “voluntariamente” va en la búsqueda del gran “sueño americano”. Por pocos días se esta bien, pero llevarle el ritmo a esta megaciudad tan particular no debe ser fácil y mucho menos para aquellos que vivimos en pequeñas ciudades, mas aun cuando ya Caracas nos parece lo suficientemente estresante. Puntos curiosos, el trafico fluye normalmente, la variedad de gentilicios se acopla a un país en el que se cumplen las leyes, escasos policías vigilando la ciudad, stands de “homeless” frente a grandes comercios, grandes estaciones de metro descoloridas en cuyos bancos la gente humilde deja pasar el “subway” mientras disfruta de un sueño poco reparador ya que lo hacen en posiciones que incitan a todo menos al descanso, el negro abunda en la vestimenta de los neoyorkinos que van en lo suyo sin fijarse en el vecino y una zona cero silente aun reclama justicia. El tiempo se acaba y ya es hora de retornar al calor sofocante y a la rutina, la gran manzana no esperara por nada ni por nadie, seguirá su propio ritmo y el que la visita no le queda otra que acoplarse, ella misma se basta y se sobra. Hasta una próxima visita si es que la hay y sino ya se queda en un sabroso recuerdo.