sábado, 17 de noviembre de 2007

"LA CONSTITUCION NO PUEDE SER UN AUTORETRATO", POR BRAULIO JATAR ALONSO

Hemos defendido durante años, aspectos fundamentales de la plataforma política del Jefe de Estado Venezolano. Hemos sido vituperados por algunos en la oposición que no saben de tolerancia y muchos menos de diversidad ideológica, pero aceptamos este hecho, como parte de nuestra democracia. Hemos sido críticos de las desviaciones que se hacen evidentes dentro del proceso y lo seguiremos haciendo, aunque algunos desde el sector oficial nos lo recriminen. El Presidente Chávez ha tenido la deferencia de leer algunos de nuestros artículos en público y en privado y aún fue mas allá, cuando en diversos foros y ante medios de comunicación social, reprochó a quienes nos atacaron de forma miserable, cuando simplemente divulgamos a nivel nacional, algunas verdades jurídicas del derecho internacional, con ocasión al proceso de expropiación que en su momento adelantaba el gobierno nacional. Dicho lo anterior, ahora nos corresponde señalar que desde que el ciudadano Presidente anunció su reforma Constitucional, advertimos en diversos medios, inclusive en aquellos vinculados con el oficialismo, que se estaba sobreestimando el liderazgo del Jefe de Estado y subestimando la capacidad de análisis del pueblo. La victoria de diciembre de 2.006, fue erróneamente interpretada como un mandato para que desde Miraflores, se impulsara un proyecto de país, que no responde al respeto de la pluralidad ideológica que se presenta como una de las más sólidas virtudes de nuestro pueblo.


La inclusión de la palabra ¨socialismo¨, en la propuesta Constitucional, no sólo ataca la estructura del Estado Venezolano, sino que además atenta contra el derecho que tiene todo ciudadano, en nuestro país, a profesar la ideología política de su preferencia, sin ningún tipo de límite o tope legal. Nuestra Carta Magna no es ni debe ser convertida en el texto político de un sector, por el contrario, su contenido debe ser depositario de todas las partes que forman la totalidad absoluta de nuestra sociedad, de tal forma que nacionales y extranjeros, se consideren protegidos por un marco legal, que respeta y protege nuestra unidad como nación, en la diversidad de nuestras preferencias políticas e ideológicas (Unitas Diversitas). La reforma constitucional tiene visos de inconstitucionalidad ab originae, es decir, desde su mismo origen o creación. Ya que en ella se incluye la denominada “geometría del poder” que produce cambios orgánicos del Estado que solo pueden ser convalidados por el poder constituyente, igual criterio aplica a la inclusión del modelo socialista, ya que su inserción en el texto constitucional, repercute sobre toda la armazón jurídica del país. La reelección indefinida en un solo funcionario público, no sólo violenta el derecho de igualdad ante la ley de los ciudadanos en sus derechos políticos a ser elegidos en paridad de condiciones, sino que además, contraría nuestra propia historia, en donde, quienes se han perpetuado en el poder, lo han hecho a costa de menoscabar los derechos de otros y por otra parte, en más reciente historia, la secuencia de segundos mandatos han resultado desfavorecidos en comparación con los primeros períodos de los mismos presidentes.


La excesiva concentración de poder en la Presidencia de la República, tal y como se incluye en la propuesta de reforma constitucional, hace casi imposible su control por parte de los otros órganos del Poder Publico Nacional, lo cual debilita el principio de separación de poderes, que rige las sociedades modernas. La inclusión de derechos sociales, económicos y laborales a favor de nuestros trabajadores y de los más humildes de nuestra sociedad, no requieren de la modificación constitucional, sino de la voluntad política de impulsar nuevas leyes o modificar las actuales y muy especialmente el exigirle a las autoridades cumplir con sus obligaciones a favor de los más necesitados. Por otra parte la Asamblea Nacional usurpó los derechos del proponente al incluir, modificar y alterar la propuesta inicial, lo cual introduce un grave precedente jurídico, según el cual, el Parlamento tiene el monopolio exclusivo de la reforma de nuestra Carta Magna, lo cual es contrario a la mas elemental racionalidad constitucional. Por último, desde el punto de vista filosófico, los revolucionarios con un puesto en la historia, no cayeron en la tentación del poder sino que por el contrario renunciaron a ella, para comprometerse en mas elevadas tareas tal y como nos lo muestra el legado de Simón Bolívar quien no aceptó mas titulo que el de “Libertador”. La Constitución Nacional no puede ser el autorretrato de un hombre, sino que por el contrario es el pacto social que nos hace a todos iguales sin distingo de ningún tipo. Parte de los que votamos por la aprobación de la actual Constitución, seguimos considerándola la mejor de todas y no vamos a reformarla. La Constitución No Puede ser Un Autorretrato.

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