sábado, 3 de noviembre de 2007

OTRA COLA MAS

La grafica muestra una de las situaciones mas comunes que nos calamos los venezolanos diariamente, una cola, una inmensa me toco hacer hoy a primeras horas de la mañana con el único fin de comprar 02 kilos de leche, este alimento que normalmente y lógicamente podría conseguirse en cualquier supermercado o bodega venezolana, en las variedades que quiera el consumidor, en las últimas semanas se ha convertido en un alimento difícil de conseguir, así como la harina, los huevos, el arroz, y para poder obtenerlo podría pasarse por la innecesaria molestia de hacer una cola como la que se muestra en la foto. Personas de todos los colores, estratos y tendencias, con diferentes necesidades pero con un objetivo común, se confundían en medio de efectivos de la Guardia Nacional que se encargaban de controlar el volumen de gente y mantener el orden, además de dar prioridad a las mujeres embarazadas y a las personas de la tercera edad.

Afortunadamente, el sentido del humor del venezolano hizo que el tiempo de espera pasara relativamente rápido, los que no nos conocíamos, poco a poco iniciamos una conversación amena en la que cada quien explicaba la necesidad de estar allí y su apreciación del momento, comentarios como: “es insólito que en esta país pase esto”, “con un país tan rico y no se consigue los alimentos básicos”, “no deberíamos estar pasando por esto”, “que tercermundismo”, “sino fuese por que mi nieto no tiene leche no estaría aquí”, “de que me valen ocho millones de utilidades si mi hijo me pide su tetero en la mañana y no tengo leche para darle”. Una mujer de aspecto humilde me decía que en su casa viven 11 niños, algunos de ella y otros de sus hermanos, y todos tenían de un añito para abajo, y la situación era desesperante porque no conseguían leche por ninguna parte.

Un hora después y debajo del sol inclemente ya estaba cerca de la puerta y a punto de obtener el bien preciado, en la cola a muchos nos quedo la duda acerca de si esta situación podría llegar a legalizarse al corto plazo, es decir si estaríamos restringidos a solo poder adquirir una determinada cantidad de productos y por cierto tiempo. Esa es una pregunta que solo el tiempo responderá. Detrás de mi una mujer evangélica entonaba cantos religiosos en medio del sol infernal que parecían brindarle paz y olvidar el momento, de pronto reacciona y me dice “la Biblia lo dice claramente, estamos cerca del inicio de la guerra, la peste, el hambre y la miseria, ya empezamos”. Hice como que no fue conmigo, la ignore totalmente, no hay que ser extremista pensé, soy optimista y quiero pensar que la situación mejorará. Compre mi leche y me despedí de “mis amigos eventuales”, con la esperanza de no volver a encontrarnos mas en la misma situación.

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